martes, 15 de octubre de 2013

Autoempleo / Emprender

La situación del mercado de trabajo es de sobra conocida, y hay muchísimas personas que desempleadas o no, están devanándose los sesos buscando salidas a complicadas situaciones profesionales y, por tanto, vitales.

Una alternativa es lo que con terminología moderna se denomina emprender, vaya, lo que viene siendo, "ponernos por nuestra cuenta"

De esta forma, por un lado creamos nuestro propio puesto de trabajo, el autoempleo, y por otro, si las cosas van bien y ampliamos el negocio, nos convertiremos en empresarios que contratan empleados y a producir y olvidarnos de la crisis.

emprender



Genial, ¿verdad?


Desde todos los medios nos bombardean con las ventajas de emprender, con ejemplos de empresarios que empezaron desde abajo y alcanzaron el éxito, nos hablan profesionales que con el desempleo descubrieron que tenía la oportunidad de ser sus propios jefes.

En este caso, como comentábamos en la reflexión sobre la decisión de trabajar fuerael marketing mediático puede hacernos perder la visión realista y animarnos a riesgos económicos y emocionales mayores de lo que somos capaces de asumir; por otro lado, se traslada subliminalmente un sentimiento de culpabilidad por la presunta pasividad de quien no se decide a dar el paso. 

Como dato, este fin de semana he leído que uno de cuatro autónomos emprende por necesidad; sin entrar en el rigor de este análisis estadístico, creo que es significativo y, nos permite deducir que la imagen del empresario luchando por un proyecto que siempre ha soñado y animado a abordar nuevos retos, no es real en muchos casos. 


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Sea cual sea el motivo que nos lleve a tomar la decisión, independientemente de que nuestros objetivo sea nuestro propio empleo, trabajando como freelance o como autónomo dependiente, seamos profesionales o artesanos, vendamos on line o con una tienda a pie de calle..., si se hace, hay que hacerlo bien, y para ello es fundamental una definición de los objetivos y una planificación minuciosa que incluya aspectos productivos, económicos, legales, financieros...

Antes de tomar la decisión, hay que partir de la casilla de salida, es decir, del autoanálisis, para saber si tenemos la formación, las capacidades y la actitud necesarias, teniendo claro que si se decide no ser emprendedor, no pasa nada, se puede ser un excelente profesional participando en el proyecto de una empresa. 

Tampoco está mal aprender de la experiencia de los demás. En este sentido me parece interesante la reflexión que hizo hace unos meses Andrés Correa, con un título muy explícito "¿Por qué dejé de ser autónomo? I" y que tuvo una segunda parte "¿Por qué dejé de ser autónomo? II". Os recomiendo su lectura porque de una forma sincera analiza los fallos y también los aciertos que ha tenido.
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Pocos días después, aparecía en la blogosfera una respuesta titulada "Cómo ser autónomo y no morir en el intento: trece cosas que he aprendido en seis años" en la que se da otro punto de vista, pero también de una forma muy realista y con buenos consejos.


En futuras entradas, iremos profundizando en diferentes temas que os pueden ser ayuda como "emprendedores" actuales o futuros y como siempre os digo, no dudéis en hacerme sugerencias o preguntas que sirvan de ideas para que este blog os sea lo más útil posible.

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